Taciturna te busco en el olvido de tu voz
transitando laberintos sin suerte.
Te canto. Te escribo. Te pinto
en el aire intranquilo de mi subconsciente.

Vehementemente anhelo el roce
de tu piel en mi piel.
Me pierdo en el recuerdo del sabor
de tus pétalos -aquellos labios.
En las caricias que recibí de tus manos.
En el quejido suave de tu voz
sabiéndote amado,
diciéndome ronco: ‘Te amo”.

Y me pregunto si acaso te acuerdas de mí.
De mis ojos perdidos en los tuyos.
De tu cuerpo temblando en mi caricias.
Me cuestiono si acaso signifiqué algo para ti.
O si simplemente fui, una más en tu guarida.

Y con lágrimas en los ojos,
pregunto eso y más…
¿Volverá la primavera a sonreír?
¿Volverá el verano a embellecer mi jardín?
¿Volverá el invierno a regalarme noches de amor?
¿Volverá el otoño a rosear su cálido ambiente con placer?

Me pregunto eso y más…
¿Volveré a tenerte en mis brazos, sediento de mis besos?
¿Volverás a alborotar mi cabello como lo hiciste ayer?
¿Volveré a sentirme tuya? o,
¿Lloraré tu nombre, al recordar tu abrupto adiós?

Me pregunto todo eso y más…
mas con tristeza en el alma porque,
las respuestas a mis atormentadas preguntas
sólo quedan en simples preguntas,
en la inmensidad de la distancia
y en la cumbre de nuestro adormecido
cuento de amor…

(2000, De mi colección poética “Venus, Poesía Enamorada, Censurada”)

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