Apenas tenía tres años de edad yo, en esa fotografía. Era una niña inocente, mas intuitiva. Se me conocía por cuestionar todo lo que me rodeaba. En muchas ocasiones la curiosidad me llevó a ver cosas que no debía. No era la niña común. Hablaba sola o a las piedras. Era diferente. Mis pequeños ojos eran dos enormes ventanas, con un macro-telescopio hacia el mundo exterior en el que vivía: un mundo con una dualidad atroz para mi corta edad. Encontrarme esta fotografía en el cofre de los recuerdos me transporta a un capítulo muy oscuro de mi vida. Me ha hecho Recordar a una madre sobreprotectora pero poco cariñosa; a una abuela supuestamente amorosa, pero que en el fondo me odiaba a muerte; a una prima a quien consideraba mi hermana, pero que estaba saturada de envidia; y sobre todo, me hizo recordar a esa niña con muchos miedos, yo. Tal esencia me ha afectado toda la vida. Hoy en día, soy un ser amable, pero al mismo tiempo ermitaña. Soy emotiva pero lógica en cada acción. Desconfío de todo, incluso de mí misma. Esa niña aún vive en mí. La siento cuando tengo problemas sin solución, cuando descubro el egoísmo y la traición desmedida por parte de aquellos que dicen ser mis amigos o familia. Esa niña existe a pesar de haber sobrevivido a una odisea en tierras natales y ajenas. Esa niña jamas encontró un pedazo de tierra que pueda llamar hogar. Todo lo contrario, esta niña es una nómada preexistente, existente y post-existente en las calles de la vida. Esta fotografía es la estampa universal que define quién soy yo hoy en día.
Photograph
I was barely three years old in that photograph. I was an innocent but intuitive girl. I was known for questioning everything around me. On many occasions, curiosity led me to see things I shouldn’t have. I wasn’t the common child. I spoke to myself or to the stones. I was different. My little eyes were two enormous windows, with a macro-telescope to the outside world where I lived: a world with a brutal duality for my young age. Finding this photograph in the treasure chest of memories transports me to a very dark chapter of my life. It made me remember an overprotective but unloving mother; a supposedly loving grandmother, but deep down, she hated me to death; a cousin whom I considered my sister, but who was saturated with envy; and above all, it made me remember that child with many fears, me. Such essence has affected me my whole life. Nowadays, I am a kind person, but at the same time, a recluse. I am emotional but logical in every action. I distrust everything, even myself. That child still lives in me. I feel her when I have unsolvable problems, when I discover the selfishness and undue betrayal by those who claim to be my friends or family. That child exists despite having survived an odyssey in native and foreign lands. That child never found a piece of land she could call home. On the contrary, this child is a pre-existing, existing, and post-existing nomad in the streets of life. This photograph is the universal stamp that defines who I am today.
