El duelo del hombre con el hombre, y por el hombre, es un cuento viejo. La historia lo cuenta subconscientemente. Lo imagina. Lo insinúa. Lo provoca. Y lo sabe esconder en el speculum. Por consiguiente, el duelo efímero se convertirá en suceso antiguo al dar paso el presente y, con un toque mágico, la enigma cósmica se impregnará de inmediato en la mente de aquél o aquélla, de herencia bestial y bélica.