Sé lo que pasó porque así me lo contaron. Era tan pequeña, a penas tenía dos años. Mas las cicatrices de lo experimentado están tatuadas en mi subconsciente. Con frecuencia sueño estar presa entre barrotes de acero. Y no soy la única. Hay tantos chicos como yo. ¡Lloramos! Sujetamos con nuestras manitas esos barrotes fríos como el alma de los que nos metieron allí. Grito con desesperación “¡Mami!”, pero nadie me escucha. Mi mami no viene. De pronto escucho gritos exorbitantes a lo lejos. No entiendo lo que dicen. Abruptamente despierto. Estoy sudada, espantada, llorando, despiadadamente tatuada en el subconsciente de por vida.
Fotos tomadas prestadas de diferentes fuentes en el Internet
Categories: FREE WRITING
I APPRECIATE YOUR HONEST COMMENTS: